Lenguaje y comunicación no sexista
Nombrar algo implica hacerlo visible, reconocer su existencia. El lenguaje condiciona la imagen de la realidad y cómo se transmite. La utilización de un modelo androcéntrico y estereotipado sobre las mujeres y los hombres, niega la evidencia de los cambios sociales respecto a la consecución de la igualdad entre ambos sexos. Cuando se emplea el masculino como genérico se invisiblilizan las mujeres y sus logros en todos los ámbitos de la vida. Las mujeres están presentes en el trabajo, la cultura, la educación, la política… y esto debe tener repercusión en su protagonismo y presencia en la lengua.
El lenguaje y su utilización son construcciones culturales y por tanto pueden y deben cambiarse para reflejar la situación real de las mujeres. Entendiendo esta necesidad, la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres fija como criterio general de actuación de los poderes públicos la implantación de un lenguaje no sexista en el ámbito administrativo.